viernes, 26 de abril de 2019

I+D+¿Qué? (At6)


La viñeta señala de forma satírica un punto interesante de la política. Dependiendo de quién gobierne las cosas pueden cambiar de nombre o desaparecer completamente; no en vano, lo que hoy es el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, no hace un mes era una de las secretarías del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. De la misma forma, la adición de una “i” al final de I+D, especialmente desde un punto de vista de alguien completamente ajeno a la investigación, puede verse como un movimiento político. Sin embargo, atendiendo al sistema CTS (Ciencia-Tecnología-Sociedad) se puede analizar la adición de esa última “i”.

Las dos primeras letras se corresponderían de forma general con la investigación básica y la investigación aplicada, respectivamente. Así pues, por un lado se descubren nuevos conocimientos y por otro se van a aplicar estos conocimientos para la mejora tecnológica. Por otro lado, tenemos la última letra añadida, que denota la innovación y que va a estar más relacionada con la creación y mejora de productos o procesos por parte de la empresa. Éste va a ser el último paso necesario para que el nuevo conocimiento (obtenido del I+D) llegue a la sociedad y por lo tanto es absolutamente necesario para cerrar el círculo que representa el sistema CTS.

Una vez establecida la posición de cada letra en el sistema CTS y habiendo establecido que la “i” no es una adición aleatoria, sino que es parte integrante del proceso, se puede pasar a analizar cómo se financian las distintas partes. Desde luego, ya en las fuentes proporcionadas en la lección se indica que la inversión en investigación para el caso de España es más baja que la del resto de países de la OCDE, por ejemplo en el artículo de Javier López Facal, del año 97. En este artículo ya se indica que desde la política se quería aumentar la inversión en investigación hasta el 2% del PIB (esta cifra se suele repetir constantemente). Sin embargo, nunca se ha llegado a realizar, llegando como mucho al 1,35% en 2009 y 2010, es decir, ya durante la crisis económica (datos obtenidos del Banco Mundial). Ahora, con las elecciones, los mismos partidos que no realizaron esa subida durante sus mandatos, vuelven a proponerlo (desde luego, la viñeta parece ser bastante acertada).

En cualquier caso, un factor importante a tener en cuenta entre la investigación básica y la investigación aplicada e innovación es su capacidad de rendimiento. La investigación básica representa en ocasiones una gran inversión que las empresas privadas pueden no estar dispuestas a asumir, puesto que lo que buscan es asegurar un beneficio. Es por ello que se suele dejar al Estado estas grandes inversiones. Un claro e histórico ejemplo de ello es el programa Apollo, realizado mediante los fondos de la NASA, pero serán empresas privadas las que definitivamente se lleven gran parte del dinero mediante contratos. El sistema es capitalista y la investigación aplicada y la innovación permiten, en definitiva, mayor beneficio a las empresas, por lo que la pregunta no es si las empresas deberían financiar más investigación básica, sino si esa investigación les va a permitir obtener beneficios. Esto mismo se puede aplicar, a la inversa, a los organismos de investigación pública: si desean rentabilidad en la inversión, realizarla en la investigación aplicada e innovación con la generación de patentes, etc., les posibilitaría hacerlo.

1 comentario:

  1. La proporción de ciencia básica y aplicada, y la participación justa del estado en ambas es una cuestión muy polémica. Has llegado a ello al final de tu texto, extenso y muy correcto (como simpre). Muy buen trabajo.

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